“Recuerdo...recuerdo... y agradables vibraciones de amor y perdón corren por mi cuerpo y se esparcen por el aire”
La misión de cada uno es la misma en todos: Recordar...
Solo que ese recordar, cada uno lo emprende a su manera. En algún momento hemos empezado a armar esta trama, este juego cósmico del recordar, en el cual decidimos desde donde o a partir de que, vamos a participar.
Somos los actores, de las innumerables obras, en las que el papel que estamos interpretando, es el que nosotros mismos nos hemos asignado, y en el cual la consigna es el “libre albedrio” de experiencia y realización.
Si observamos, solo observamos nuestros pensamientos, sin juzgarlos o encasillarlos, si podemos ver más allá de los rótulos que hemos puesto en nosotros y en los demás, si salimos de la ilusión de la dualidad, para poder movernos libres y con gracia, sintiendo la variedad de energías dentro nuestro, el ying y el yang, las polaridades de las cuales somos parte, vamos a poder reconocer que todo con lo que nos hemos rodeado, solo responde a seguir interactuando cada uno en su propio juego, en el que somos 100% responsables y en el que nada nos fuerza y todo nos sucede.
Cual habrá sido esa obra que nos sacudió tan fuerte la memoria, que hizo sabernos únicos creadores de lo que estamos experimentando, llevándonos a entender que la consigna del Recordar/Despertar es para comprender/ transformar y que ya no haga falta que alguien venga a marcarnos el camino, que no hay un Dios ajeno a nosotros, que ese Dios que estamos esperando somos nosotros mismos cuando estamos dispuestos a expandir nuestra conciencia mas allá de los limites impuestos.
A medida que despertamos y nos transformamos nos vamos convirtiendo en nuestros propios mesías, abriendo caminos para que emerjan seres con una evolución mayor, seres capaces de encontrar armonía a pesar del conflicto y poder desde la verdad de cada uno comprender que nos dirigimos hacia ese lugar que nos está llamando y desde el cual nos estamos re-encontrando.
El nuevo mundo comienza primero en el interior de cada uno de nosotros.