Desapego

“Si a algo me he aferrado, es solo ilusión.”

Un día nos damos cuenta:

Que tenemos el cuerpo inerte y las manos entumecidas de tanto aferrarnos, ¿a qué? a todo!

Que declinan nuestras verdades que eran inamovibles.

Que hemos quedado prisioneros dentro del círculo de nuestras rutinas.
Que de tanto estar atentos a lo que nos puede pasar, a lo que nos puede ofender, de tanto estar chequeando  si nos quieren o no nos quieren, hemos quedados envueltos por innumerables identificaciones e impulsos que son el mayor obstáculo para conectarnos con las diferentes frecuencias de nuestro ser.

Que aferrarnos a nuestras ideas, juicios de valor, creencias es quedar atascados en ellas, limitando nuestra enorme capacidad de auto transformación.

Que lo establecido nos fue creando un refugio cómodo, dentro del cual nos fuimos acostumbrando a la falta de libertad…

Y es ese el día:

Que marca el momento de abrirnos, de desapegarnos,  de liberarnos de los esquemas y no reemplazarlos por otros.

Que nos cuestionamos que actitudes, costumbres, pensamientos, reacciones, emociones, sensaciones, opiniones, enfermedades, debemos dejar ir, para no seguir empecinados en querer dominar o controlar todo lo que nos rodea.

Que nos atrevemos a decir esto no lo acepto, esto no me pertenece y soltamos lo que no nos resuena, ya que el desarrollo del ser humano, es el paso de un estado de conciencia a otro.

Que salimos en busca de nosotros mismos para reemplazar el “dominar el afuera”, por el  “fluir” en ese “algo oculto” en nuestro interior que nos impulsa a una dimensión totalmente diferente:

El vacio, que es la existencia misma.

 

"Cuando me desapego, puedo avanzar en orden sincrónico, de manera espontánea e impredecible, eligiendo con conciencia lo que vivo.”