Estamos siendo llamados y ese llamado es oído solo por el que quiere escuchar....

El camino se abre solo para el que quiere echarse a andar....

Y el recuerdo.... latente.... como un astrolabio guiándonos de regreso al infinito.......

martes, 19 de abril de 2011

Visualizar la energía


Cuando la forma confía en la energía, el espíritu penetra todas las células del cuerpo y las ilumina

Los físicos descubrieron lo que los metafísicos han afirmado durante miles de años: la materia física aparentemente sólida está hecha de energía, que podemos llamar “espíritu” y se confirma la antigua verdad metafísica de que la forma esta creada por el espíritu.
El espíritu es la esencia de la consciencia, la energía del universo que crea todo lo que existe. Cada uno de nosotros es una parte de ese espíritu – un ser divino y el espíritu es el ser eterno que vive en nosotros.
La forma es el mundo físico, en tanto como individuo, mi forma es mi cuerpo físico, mi mente y mi personalidad. El espíritu crea el mundo físico como un lugar para experimentar y realizar (mientras va recordando) y como un lugar para canalizar conscientemente en la forma física, la energía creativa del espíritu.
Al nacer en el cuerpo, olvidamos lo que realmente somos y adoptamos la consciencia de “supervivencia” del mundo físico y nos perdemos en el mundo de la forma. Olvidamos a nuestro espíritu creyendo que solo somos nuestra personalidad y la vida se vuelve una tremenda lucha para encontrar sentido y satisfacción.
Cuando redescubrimos a nuestro espíritu tendemos a alimentar y cultivar ese conocimiento, a veces retirándonos un poco del mundo para ir hacia adentro, pasando más tiempo en contacto con la naturaleza,  practicando meditación o yendo a retiros, o simplemente encontrando tiempo para estar solos y en silencio.
Cuando estamos profundamente conectados con nosotros mismos tenemos una sensación de claridad, visión, sabiduría, fuerza y amor, esto se debe a que nuestros espíritus ya son altamente evolucionados, ya están inmersos en la verdad y la luz.
Ser un espíritu evolucionando en una forma relativamente involucionada es bastante incómodo y esa es la razón de la mayoría de los conflictos que tenemos y explica muchas cosas que solemos experimentar.
Para transformar conscientemente la forma y acercarla al espíritu debemos reconocer y sentir “la consciencia del espíritu y la conciencia de la forma”, amar y aceptar ambos aspectos hermosos y vitales. Sin espíritu no estaríamos vivos, seríamos solo cuerpos muertos y sin forma no podríamos estar en este mundo, andaríamos en algún otro plano de consciencia.
Para integrar ambos tenemos que aprender a escuchar a la intuición y obrar en consecuencia, seria confiar y apoyarse en el espíritu.  Cuanto más la forma se entrega al espíritu y se mueve con él, mas iluminada y llena de fuerza se vuelve.
El espíritu siempre tiende a la expansión, a la profundidad, a una mayor energía y vida, la forma (personalidad/mente/ego/cuerpo) tiende siempre a lo que percibe como seguridad y estabilidad.
Si podemos observar sin racionalizar o enjuiciar, empezamos a notar que al confiar en nosotros mismos y seguir totalmente la energía, nos sentimos mejor y a la inversa cuando seguimos viejos patrones de miedo y vacilación nos sentimos peor.
Se trata de aprender a observar conscientemente el proceso de transformación y aun así después de saber la verdad nos veremos repitiendo a veces, los viejos patrones de conducta. Espiritual e intelectualmente, ya nos dimos cuenta de que existe otro camino pero emocionalmente aún nos aferramos a los viejos hábitos. Después de un tiempo la forma capta la insinuación con toda claridad,  empieza a seguir la energía y se mueve hacia la luz espontáneamente  en todas las situaciones, sin tener que pensarlo y controlarlo.
Nuestra vida es nuestra creación y el espejo de las transformaciones, todas las formas de nuestra existencia -el trabajo, las relaciones, la sociedad y el mundo- expresaran cada vez más la fuerza y la belleza del espíritu.
La iluminación de la forma ocurre a medida que el yo se entrega y confía en el Universo: es entonces cuando el espíritu penetra todas las células del cuerpo, transformando la oscuridad en luz.
Extraído  del libro “visualización creativa” de Shakti Gawain

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