Estamos siendo llamados y ese llamado es oído solo por el que quiere escuchar....

El camino se abre solo para el que quiere echarse a andar....

Y el recuerdo.... latente.... como un astrolabio guiándonos de regreso al infinito.......

viernes, 13 de mayo de 2011

ZEN–TIDO

En nuestra vida cotidiana, en nuestra   vida diaria y simple, está siempre presente el Zen, no acepta definiciones, porque contiene el principio de la vida misma, pero podemos practicar sus enseñanzas

“Aunque aparezcan nubes y caigan rayos, el cielo es siempre el cielo”

Reconocer que solo somos principiantes, que no tenemos la maestría, que a veces tampoco tenemos las respuestas para enfrentar tiempos difíciles, el observar las cosas como son y dejarlas que sigan su curso, es el verdadero propósito, ya que si nuestro pensar es flexible, también es imperturbable.

“Cuando tratamos de comprenderlo todo, acabamos por no comprender nada.”

No podemos transitar las vías del Zen, acceder a su sabiduría y tratar de comprenderla de manera intelectual o emprendiendo prácticas de manera rígida, solemnes, al pie de la letra, tratando de pensar desde una filosofía que no responde a nuestras necesidades o buscando  imitar un tipo de vida diferente,  porque quedaríamos  encerrados en los modelos; pero sí podemos acertar, en recordar que lo importante es el hombre y no el método o modelo.
Siempre estamos invitados a soltarnos de la solemnidad, a hacer algo sin preocuparnos innecesariamente  por los resultados y simplemente hacerlo  sin esfuerzo. Podemos comer cuando tenemos hambre y descansar cuando estamos cansados,  sin hacer de esto un problema o un hábito inflexible o querer transformarlo en otra cosa, ya que de esta manera estaríamos limitando o encerrando en esa estructura nuestra vasta mente.
Si persistimos en entender mal lo que nos acontece, si le asignamos extrañas y complejas finalidades, más nos complicamos y nos alejamos de la alegría presente en la danza cósmica que esta siempre palpitando en y alrededor nuestro, solo en espera de que lo recordemos.
Cuando la mente está vacía, se encuentra dispuesta para cualquier cosa, está abierta a todo y será esa apertura la que nos permita gozar al reflejarnos en algo que nunca terminamos de aprender con el intelecto: “la vida” y que encontrar la calma en la actividad es la verdadera calma.

 “Un maestro que no puede inclinarse en reverencia ante un discípulo no puede inclinarse ante Buda”

Maestro: ¡Revélame el secreto del sentido!
-En invierno arregla la habitación de modo que parezca caliente, en verano dale aspecto de frescura. Haz hervir el agua convenientemente  y da al té un sabor agradable
- Pero maestro, ¡esas cosas todo el mundo las sabe!
-Cuando nazca el hombre que no solo sepa estas cosas sino que pueda también aplicarlas, me sentare a sus pies y me declarare su discípulo.

“Nada ha cambiado excepto mi actitud… por eso ha cambiado todo”

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